La circunstancia
Se desató la circunstancia
porque así lo quiso el azar.
Mientes,
no hay suerte que valga
ni noches del destino con cánticos machacones.
Mientes,
porque el puro azar es un título nevado
derretido por el Sol.
Tú no eres verbo ni camino.
¿No ves la fuente cristalina,
ni escuchas los muros milenarios?
La verdad, amanecer necesario,
diluye los errores en tu discurso decadente.
Lunes, 16 de abril 2007